martes, 25 de octubre de 2011
Nueva Zelanda, un merecido Campeón del Mundo
(Por Mariano Villafuerte) - Como en la final del primer Campeonato Mundial de Rugby que se disputó en 1987 se enfrentaron los All Blacks con Francia.
Por un lado llegaban los hombres de negro, con la mochila de ser el mejor equipo del mundo pero con un solo título, precisamente en el primer mundial que también organizaron y por el otro Francia, verdugo en las ultimas copas del mundo.
Del juego poco se puede hablar ya que por la presión de jugar una final ambos equipos no lograron plasmar el juego al que nos tienen acostumbrados y eso se reflejo en el resultado, un triste 8 - 7 a favor del local.
Pero el campeonato del mundo no fue solo la final y dejo muchos puntos a destacar:
• El segundo título logrado por los locales después de 24 años.
• La confirmación de Francia como uno de los mejores equipos del mundo y que en los mundiales tienen ese plus extra que los lleva siempre a las instancias finales.
• La revelación del torneo, Gales, que con un plantel joven llegó a las semifinales y tuvo a mal traer a Francia en esa instancia.
• Los Pumas, que si bien no lograron la misma actuación que en Francia 2007, jugaron de igual a igual con potencias como Inglaterra, Escocia y Nueva Zelanda en cuartos de final, con un gran recambio respecto de la ultima Copa del Mundo.
• Los que no lograron plasmar en el campo de juego todo lo que venían haciendo en la preparación previa, Inglaterra, Sudáfrica, Escocia y podríamos sumarle a Samoa, que llegaba con el antecedente de vencer en los partidos previos al mundial al seleccionado de Australia por primera vez en su historia.
Pero esta Copa del Mundo ya terminó y los amantes de el deporte ovalado ya estamos pensando en la que se va a realizar dentro de cuatro años en Inglaterra, donde ya están clasificados el anfitrión y las siguientes selecciones por haber terminado en la fase inicial dentro de los tres primeros en su grupo: Australia, Argentina, Francia, Gales, Irlanda, Italia, Nueva Zelanda, Escocia, Samoa, Sudáfrica y Tonga.
viernes, 14 de octubre de 2011
Los Pumas: buenas señales en el horizonte
(Por Nicanor Olivetto) - Luego de la derrota de los Pumas ante Nueva Zelanda por 33 a 10, en el partido de cuartos de final, el semblante de los argentinos oscilaba entre la amargura y la tranquilidad. Es que el duro planteo que el equipo de Santiago Phelan ofreció a los All Blacks dejó buenas señales a futuro más allá del resultado final, que ciertamente no se condijo con las acciones que se vieron en la cancha. Más aun si se tiene en cuenta que el próximo año se disputará el Torneo de las Cuatro Naciones, en el que, junto a los de celeste y blanco, no sólo participarán los de negro sino que también lo harán las otras selecciones poderosas del Hemisferio Sur: Australia y Sudáfrica.
El balance del Mundial 2011 no podría ser mejor. De antemano, Argentina sufrió la baja por lesión de Juan Martín Hernández, uno de los mejores jugadores del mundo y el más influyente del plantel, sin dudas. Sumado a esto, la selección llegó al certamen en pleno período de transición. Jugadores históricos como Ignacio Corleto, Manuel Contepomi, Ignacio Fernández Lobbe, Gonzalo Longo, Lucas Ostiglia y el mismísimo Agustín Pichot ya no formaban parte de un equipo que tuvo que disputar el torneo más importante con una generación nueva, la de los Nicolás Vergallo, Santiago Fernández, Martín Rodríguez Gurruchaga, Lucas González y Juan Imhoff, entre otros. Y como si esto fuera poco, en plena competencia se perdieron titulares que a esta altura son referentes, tales son los casos de Juan Fernández Lobbe y Gonzalo Tiesi.
Ante ese panorama, la actuación que pudieran tener los Pumas no generaba muchas expectativas y dejaba incertidumbre. Claro, la necesidad (casi obligación) de confirmar la buena performance del 2007 ponía a prueba cualquier tipo de teoría que asegurara que Argentina estaba a la altura de las principales potencias o al menos del nivel de los mejores conjuntos del Hemisferio Norte, los que disputan el Torneo de las Seis Naciones. Contrariamente a los prejuicios, los Pumas volvieron a mostrar ese plus que a nivel internacional sólo es privilegio de ellos y al que todavía no le han encontrado explicación ni los más reconocidos analistas de este deporte: el corazón.
Fue así como, alternando entre el buen nivel y el desorden, se pasó la primera ronda en el segundo puesto del Grupo B, detrás de Inglaterra, rival al que los Pumas merecieron ganarle en un partido que se escapó sobre el final. El próximo adversario era nada menos que Nueva Zelanda, con sus figuras más que calificadas, su Haka y la influencia de la localía. Rompiendo con todos los pronósticos, circunstancia a la que está acostumbrado, el equipo nacional, sabiéndose inferior, fue puro tackle y jugó a encontrar el error de los contrarios.
Hasta donde aguantó, Argentina no dejó que los neocelandeses llegaran al try durante todo el primer tiempo. Y más: llegaron a estar arriba en el marcador luego de una conquista de Julio Farías que comenzó con una buena arremetida de Leonardo Senatore, el octavo, desde la base de un scrum en la mitad de la cancha. De todos modos, la inevitable reiteración de infracciones cuando se juega tanto sin la pelota, sumada a la puntería de Piri Weepu en los envíos a los postes, hicieron que los All Blacks estuvieran arriba en el tanteador durante el resto del partido. En el segundo tiempo, con el desgaste físico consumado y cuando los Pumas se vieron obligados arriesgar, el mejor equipo del mundo llegó dos veces al ingoal.
Los elogios de los medios locales hacia los argentinos, durante los días posteriores, se encargaron de hacer el análisis. Si había algún tipo de duda acerca del nivel de la selección, los propios jugadores la disiparon. El rugby nacional, con todos sus problemas, avances y retrocesos en su búsqueda ambigua de un profesionalismo que existe a medias, tiene recambio. Estos jugadores, ya fogueados, jugarán el año que viene ante los rivales más poderosos. El Torneo de las Cuatro Naciones es casi una realidad. Las señales en el horizonte son más que alentadoras. Dentro de algunos años y con algunas ediciones disputadas ¿estarán los Pumas a la altura de las grandes potencias?
El balance del Mundial 2011 no podría ser mejor. De antemano, Argentina sufrió la baja por lesión de Juan Martín Hernández, uno de los mejores jugadores del mundo y el más influyente del plantel, sin dudas. Sumado a esto, la selección llegó al certamen en pleno período de transición. Jugadores históricos como Ignacio Corleto, Manuel Contepomi, Ignacio Fernández Lobbe, Gonzalo Longo, Lucas Ostiglia y el mismísimo Agustín Pichot ya no formaban parte de un equipo que tuvo que disputar el torneo más importante con una generación nueva, la de los Nicolás Vergallo, Santiago Fernández, Martín Rodríguez Gurruchaga, Lucas González y Juan Imhoff, entre otros. Y como si esto fuera poco, en plena competencia se perdieron titulares que a esta altura son referentes, tales son los casos de Juan Fernández Lobbe y Gonzalo Tiesi.
Ante ese panorama, la actuación que pudieran tener los Pumas no generaba muchas expectativas y dejaba incertidumbre. Claro, la necesidad (casi obligación) de confirmar la buena performance del 2007 ponía a prueba cualquier tipo de teoría que asegurara que Argentina estaba a la altura de las principales potencias o al menos del nivel de los mejores conjuntos del Hemisferio Norte, los que disputan el Torneo de las Seis Naciones. Contrariamente a los prejuicios, los Pumas volvieron a mostrar ese plus que a nivel internacional sólo es privilegio de ellos y al que todavía no le han encontrado explicación ni los más reconocidos analistas de este deporte: el corazón.
Fue así como, alternando entre el buen nivel y el desorden, se pasó la primera ronda en el segundo puesto del Grupo B, detrás de Inglaterra, rival al que los Pumas merecieron ganarle en un partido que se escapó sobre el final. El próximo adversario era nada menos que Nueva Zelanda, con sus figuras más que calificadas, su Haka y la influencia de la localía. Rompiendo con todos los pronósticos, circunstancia a la que está acostumbrado, el equipo nacional, sabiéndose inferior, fue puro tackle y jugó a encontrar el error de los contrarios.
Hasta donde aguantó, Argentina no dejó que los neocelandeses llegaran al try durante todo el primer tiempo. Y más: llegaron a estar arriba en el marcador luego de una conquista de Julio Farías que comenzó con una buena arremetida de Leonardo Senatore, el octavo, desde la base de un scrum en la mitad de la cancha. De todos modos, la inevitable reiteración de infracciones cuando se juega tanto sin la pelota, sumada a la puntería de Piri Weepu en los envíos a los postes, hicieron que los All Blacks estuvieran arriba en el tanteador durante el resto del partido. En el segundo tiempo, con el desgaste físico consumado y cuando los Pumas se vieron obligados arriesgar, el mejor equipo del mundo llegó dos veces al ingoal.
Los elogios de los medios locales hacia los argentinos, durante los días posteriores, se encargaron de hacer el análisis. Si había algún tipo de duda acerca del nivel de la selección, los propios jugadores la disiparon. El rugby nacional, con todos sus problemas, avances y retrocesos en su búsqueda ambigua de un profesionalismo que existe a medias, tiene recambio. Estos jugadores, ya fogueados, jugarán el año que viene ante los rivales más poderosos. El Torneo de las Cuatro Naciones es casi una realidad. Las señales en el horizonte son más que alentadoras. Dentro de algunos años y con algunas ediciones disputadas ¿estarán los Pumas a la altura de las grandes potencias?
sábado, 1 de octubre de 2011
Los Pumas cumplieron el objetivo
(Por Mariano Villafuerte) - Terminó la fase de grupos con una victoria sobre el seleccionado de Georgia por 25 a 7 logrando la tan ansiada clasificación a los cuartos de final.
Pero si analizamos el encuentro deberíamos decir que no fue el mejor partido de Los Pumas, ya que terminaron el primer tiempo 7 a 5 abajo y sin mostrar nada en cuanto el juego.
La segunda mitad fue un poco mas de lo mismo, el seleccionado argentino continuó impreciso en el manejo de la pelota, el line no fue tan seguro como en anteriores presentaciones y en las situaciones de contacto el equipo georgiano hacía pesar el poderío físico aunque por sus limitaciones técnicas no pudo transmitirlo en el tanteador.
Ahora llega el partido que todos quieren jugar pero que si se podía evitar en esta instancia el panorama de seguir avanzando en la Copa del Mundo hubiera sido diferente.
Enfrente van a estar los All Blacks, candidato no solo por ser el equipo anfitrión sino por la calidad individual de sus jugadores y los resultados obtenidos en la primera fase de este mundial.
¿Cuál sería la forma de plantear el partido? Esta es la pregunta que todos los amantes de la ovalada se están haciendo.
Teniendo en cuenta las estadísticas plantearle un partido golpe por golpe seria casi un suicidio y tratar de dormir la pelota quitándole posesión podría llegar a ser una de las opciones, pero esto es muy difícil de lograr a este nivel y durante los 80 minutos que dura el partido.
Así que la incógnita se develara el domingo 9 de Octubre a las 4.30 hs (Hora Argentina) cuando en Auckland se juegue el cruce por los cuartos de final entre Los Pumas y Los All Blacks.
Pero si analizamos el encuentro deberíamos decir que no fue el mejor partido de Los Pumas, ya que terminaron el primer tiempo 7 a 5 abajo y sin mostrar nada en cuanto el juego.
La segunda mitad fue un poco mas de lo mismo, el seleccionado argentino continuó impreciso en el manejo de la pelota, el line no fue tan seguro como en anteriores presentaciones y en las situaciones de contacto el equipo georgiano hacía pesar el poderío físico aunque por sus limitaciones técnicas no pudo transmitirlo en el tanteador.
Ahora llega el partido que todos quieren jugar pero que si se podía evitar en esta instancia el panorama de seguir avanzando en la Copa del Mundo hubiera sido diferente.
Enfrente van a estar los All Blacks, candidato no solo por ser el equipo anfitrión sino por la calidad individual de sus jugadores y los resultados obtenidos en la primera fase de este mundial.
¿Cuál sería la forma de plantear el partido? Esta es la pregunta que todos los amantes de la ovalada se están haciendo.
Teniendo en cuenta las estadísticas plantearle un partido golpe por golpe seria casi un suicidio y tratar de dormir la pelota quitándole posesión podría llegar a ser una de las opciones, pero esto es muy difícil de lograr a este nivel y durante los 80 minutos que dura el partido.
Así que la incógnita se develara el domingo 9 de Octubre a las 4.30 hs (Hora Argentina) cuando en Auckland se juegue el cruce por los cuartos de final entre Los Pumas y Los All Blacks.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)